Miembro de la Comisión nacional de fomento rural y productor hortifrutícola al sur de Uruguay, Fernando Lopez expone su visión de la agricultura familiar. Pone, entre otras cosas, el acento en el problema de la tierra debido a los inversores extranjeros.
Grain de sel : ¿Cuantos miembros tiene su organización y cuando fue creada?
FL: La CNFR fue fundada en 1915 y es una organización de segundo grado que tiene unas 100 organizaciones de base afiliadas en todo el país, que agrupan a productores familiares dedicados a todos los rubros productivos: ganadería, lechería, agricultura, fruticultura, horticultura y otros. Reúne a unos 15.000 agricultores familiares en todo el país, en el que el 80 % de los agricultores son de carácter familiar.
GDS : ¿Cuál es el papel principal de una política agrícola?
FL : Debe generar marcos adecuados para la sostenibilidad de la producción agrícola, fundamentalmente en 3 aspectos: en lo económico, en lo social y en lo medio ambiental. Cuando hablamos de lo social, nos referimos a la sustentabilidad de la agricultura campesina como una forma de vida, como mantenimiento de una cultura y también como generadora de alimentos para la nación.
GDS : Hoy, hemos oído hablar del MERCOSUR, de una política regional ¿Cuales son las libertades al nivel nacional para una política agrícola?
FL: La apertura comercial de la década de los 90 y la creación del MERCOSUR (inicialmente como zona de libre comercio y unión aduanera y no como una integración regional), tuvieron un impacto muy fuerte para los países menores como Uruguay y Paraguay. Debe tenerse en cuenta que más del 95 % del PBI agrícola del MERCOSUR está entre Brasil y Argentina por lo que solamente un 3-4 % está entre Paraguay e Uruguay. Sufrieron los países menores y dentro de ellos los sectores de la producción primaria con énfasis particular en los pequeños agricultores campesinos y familiares por la imposibilidad de competir en igualdad de condiciones. No se concretó una coordinación de la macroeconomías a nivel regional ni tampoco se dio una armonización de las políticas públicas tanto agrícola como la de comercio. El proceso concentrador ha tenido un impacto muy fuerte sobre la agricultura familiar y en el Uruguay en los últimos 40 años, el 40 % de los agricultores desaparecieron, en su gran mayoría pequeños campesinos familiares. En la década del 90 y entre los años 2000 y 2003 especialmente, se dió una fuerte crisis económica en la región (en Uruguay arrastrada fundamentalmente por la situación de Argentina), que provocó una muy fuerte migración del campo a la ciudad. A partir del 2000 la gran migración del campo fue directamente al exterior: principalmente a EEUU y hacia la Union Europea (sobre todo Italia y Espana). La principal característica de esta migración es que se trataba de gente muy jóven en gran parte proveniente del campo o jóvenes preparando doctorados universitarios. Se calcula que unos 150.000 jóvenes emigraron en los últimos 4-5 años lo que es muchísimo para un país que tiene 3 millones de habitantes, y con una tasa de crecimiento negativa. Eso genera una gran preocupación en Uruguay por tratarse de una verdadera “fuga de cerebros” que por razones obvias tiene un impacto muy importante.
GDS : ¿Nos puede decir unas palabras sobre la reforma agraria?
FL: En Uruguay hay una ley de Colonización que fue impulsada por nuestra propia organización a partir de un Congreso sobre la función social de la tierra en el año 1945. A partir del mismo en el año 48 se creó la ley 11.029 de creación del Instituto Nacional de Colonización que es una ley reconocida a nivel mundial por su total vigencia, lo que comprueba lo visionarios que fueron aquellos dirigentes del 45 que la gestaron. Lamentablemente administraciones sucesivas de gobierno llevaron a la casi extinción del Instituto y estuvieron a punto de derogar la Ley. Nuestra CNFR siempre estuvo muy atenta al tema por lo que realizó intensas gestiones y movilizaciones que impidieron esa derogación. Hoy con una nueva admnistración de gobierno en nuestro país a partir del año 2005 podemos decir que la ley recupera su vigencia. Es decir que hoy hay algunos avances aunque aún no son suficientes. En Uruguay se está dando una fuertísima concentración y extranjerización de la tierra. Es un impacto que se ve mucho en la región, en Argentina también pero particularmente en Uruguay.
GDS : ¿Quienes son los extranjeros compradores?
FL: El proceso empezó principalmente en el litoral uruguayo por parte de una fuerte inversión de Argentinos vinculados a la agricultura (soja, trigo), para posteriormente darse en otras regiones del país, una importante inversión de corporaciones norteamericanas y europeas, relacionadas con la forestación. Hay datos oficiales del Ministerio de Ganaderia, Agricultura y Pesca (MGAyP) que son alarmantes ya que confirman que en los últimos 5 años, de 16 millones de hectáreas cultivables que tiene el país se han vendido 4,5 millones, lo que constituye casi el 30 % del territorio. Gran parte de ese territorio fue comprado por inversores extranjeros. En los últimos 5 años, uno de cada tres agricultores vendió su tierra.
GDS : ¿Y luego qué hacen ¿ Trabajan para empresas extranjeras?
FL: También aumentó más del doble el precio de la tierra en Uruguay, lo que aumentó la presión sobre los productores más débiles. Aumentó también el precio del arrendamiento de la tierra. Muchos de los productores no son los dueños de la tierra sino que arriendan o alquilan esa tierra a otros. Los que más sufren, son los pequeños productores ganaderos o los pequeños productores de leche que también necesitan una ampliación de la superficie para generar forrajes y que no pueden competir con las empresas que plantan la soja. Hoy estamos ante una situación muy dificil a pesar de que el Instituto de Colonización ha encontrado algunos recursos para comprar tierra a partir de la nueva administración. Pero la tierra colonizada (250.000 hectáreas) no es suficiente, ya que hay una demanda muy fuerte de cerca de 6000 aspirantes a colonos, que esperan que le sea otorgada la tierra por parte del Instituto. Nuestra organización está trabajando intensamente este tema y lo hemos planteado al Parlamento Nacional. Para nosotros hay que generar un marco regulatorio que establezca un tope a la tenencia de la tierra para que ésta además cumpla su función social.
GDS : ¿Cual es este tope?
FL: En Uruguay los grupos de inversores compran hasta 200.000 hectáreas. En muchos casos los inversores son fondos de especulación o fondos de pensión de los que no se sabe ni quién es el dueño. El gobierno nacional logró el respaldo parlamentario para generar en el último año una señal positiva para los agricultores, porque se legisló para que las sociedades anónimas con acciones al portador no pudieran seguir comprando tierra. Esta posibilidad para las sociedades anónimas se había habilitado en el 2000 por parte del anterior gobierno, lo que generó un gran impacto de compra. De aquí en más en Uruguay hay que decir quienes van a ser los dueños de la tierra antes de comprarla. Lamentablemente lo que ya se había vendido a Sociedades Anónimas seguirá así… También nosotros estamos planteando generar un marco regulatorio por vía de ley, que contenga alguna reglamentación que permita generar un respeto al sano equilibrio entre las producciones. Queremos que las tierras que tienen aptitud agrícola no se dediquen a otros rubros como la forestación (fundamentalmente con eucaliptus). Los agricultores tienen que seguir cumpliendo esta función social de la tierra y preservación de los recursos naturales que es tan importante para la sustentabilidad del país.
GDS : ¿A usted le parece que hoy las autoridades escuchan más a los agricultores familiares? ¿Cuál es la evolución?
FL : Ha habido un cambio importante, debido a que es la primera vez en la historia que en Uruguay hay un gobierno de izquierda a partir del año 2005. Hay buenas señales a favor de los aspectos sociales incluyendo también el medio rural. Se han generado algunos programas dirigidos a la agricultura familiar. Hay un mejor ambiente en el país y en la región, ya que en Brasil y Argentina también se están generando cosas interesantes. Por supuesto que todavía queda mucho camino por recorrer y muchos anuncios por llevar a la realidad. Si bien hay algun instrumento de política específico o programa hacia la agricultura familiar, no se ha generado un conjunto de políticas estables coordinadas, que mejoren las condiciones de competitividad para la agricultura familiar. Si bien se han generado mejores espacios de diálogo, de conversación, eso todavía no se ha plasmado en políticas estables. El gobierno tiene varias contradicciones en su interna, sobre la visión de desarollo del Uruguay. Por un lado se habla de la produccion familiar, de la seguridad alimentaria, de los jóvenes en el campo y por otro lado el propio gobierno está tratando de captar inversiones extranjeras para aumentar la zona forestada por parte de grandes empresas multinacionales, que por las razones que comentábamos antes terminan “expulsando” de la tierra a los pequeños y medianos productores. Hay una incompatibilidad desde nuestro punto de vista que también refleja distintas visiones sobre el modelo de desarollo del país. Uruguay es un país de base agrícola por lo que sus principales recursos naturales son la tierra y el agua. Por lo tanto es un país agro exportador. En dos años el 35 % de la cadena agro-industrial vinculada a la carne fue comprada por inversores de Brasil. Por estos días la principal agroindustria arrocera (que exporta el 90 % del arroz nacional) fue adquirida por otro grupo inversor brasilero. En la lecheria hay una cooperativa de productores que es muy fuerte y que controla el 90 % de la producción de leche de la que más del 50 % se exporta pero también han llegado grupos inversores de nueva Zelanda, de EE.UU, Brasil y Méjico para competir en este sector. Es por todo esto que nuestra gremial insiste en que se hace impostergable e imprescindible algún tipo de regulación. De lo contrario Uruguay cuyo principal fortaleza es la producción de alimentos va a quedar supeditado a los intereses y voluntad de empresas internacionales. Ejemplo de esto es el hecho de que nuestra producción de trigo es excedentaria ya que el mercado interno consume sólo el 50 % del trigo que produce. Sin embargo en el año 2007 se tuvo que importar trigo, porque tres meses antes de terminar el año se generó un déficit debido a que las empresas internacionales exportaron también gran parte del trigo que se debía haber destinado al consumo nacional. Por lo tanto se tuvo que importar a precios sensiblemente superiores a lo que se había exportado, por lo que aumentó el precio del trigo en el mercado interno y también sus derivados, algunos de ellos alimentos esenciales como el pan, lo que afecta en mayor grado a los sectores más humildes de la población. Estos son los principales riesgos que nosotros vemos en este contexto de apertura del mercado y de globalizacion. La plataforma MERCOSUR tampoco puede controlar esos aspectos que impactan directamente en los sectores más vulnerables de la población, como lo son los trabajadores, los jubilados y particularmente los agricultores familiares y campesinos.
GDS: ¿Como se definen los “agricultores familiares” en Uruguay? ¿Cual es la superficie mediana de los agricultores familiares?
FL: En Uruguay con la participación de nuestra Comisión Nacional de Fomento Rural se ha integrado un grupo de trabajo que busca identificar claramente quienes son los agricultores familiares. El sector rural de nuestro país tiene peculiaridades según la región geográfica, la calidad de la tierra y los diversos rubros productivos. Un productor ganadero de 400 hectáreas en el basalto del norte es un productor familiar pobre. En los cultivos intensivos (horticultura y fruticultura) hasta 5 o 10 hectáreas son agricultores familiares. Por encima de esa superficie ya se consideran empresariales. En la lechería aproximadamente hasta las 100 hectáreas son familiares La superficie sólo es uno de los elementos con que se puede caracterizar el tipo de productor. También hay que medir la relación que hay entre la mano de obra asalariada o contratada y la mano de obra del grupo famliiar, para caracterizar al productor familiar. Otros aspectos que inciden son las distancias, el acceso a la energía eléctrica, a las comunicaciones. Hay muchos productores que aún no disponen de teléfono y por supuesto no acceden a Internet. Relacionado con las distancias también hay que tener en cuenta las dificultades de acceso a servicios de educación, salud, etc. Todo esto cobra mayor dimensión si por otro lado tenemos en cuenta que la empresa familiar agropecuaria en nuestro país es la que genera mayor ocupación de mano de obra y obtiene mayor productividad por hectárea. Además presta una invalorable contribución a la preservación de los recursos naturales, a la estabilidad social, al equilibrio demográfico, al ordenamiento territorial a la seguridad alimentaria y a la sustentabilidad general.